Un universo

En la presentación de mis mundos conservo el alma de niño que duerme dentro de mí, tejiendo historias donde la imaginación florece libremente. Pero más allá de este dulce escape, está la tristeza de vivir en una sociedad muchas veces fría y deshumanizada, donde la magia suele quedar relegada a un segundo plano.

Sin embargo, en el corazón de mis creaciones se encuentra una riqueza insospechada, mundos donde la fantasía y la creatividad se mezclan para ofrecer un refugio, un rayo de esperanza en la oscuridad de la vida cotidiana.

Sobre mí

Una visión de la vida

Es en la precisión donde podemos encontrar la exactitud. Es esta búsqueda de la exactitud la que me ha empujado, la mayoría de las veces en secreto, a buscar la verdad y la sinceridad en todas partes.

Ni una semana completa puede asegurarme que he probado la felicidad, la paz, esa serenidad que mi alma infantil aspira a alcanzar. Vagué tristemente entre los hombres-mono, los hombres-tiburón, los hombres-lobo, los chacales, los demonios, los hombres viles y estúpidos.

Sobre mí

Una Fe, valores

En mi representación de la fe cristiana celebro una luz interior, una llama que brilla sin apego a ningún dogma, ni a las mentiras de la humanidad. Es una fe luminosa y profunda, forjada en el crisol de la reflexión y de la experiencia personal. Ella me dio valores inquebrantables, una brújula moral en un mundo a menudo perdido. Lo reivindico con rabia, la que nace de mi profundo amor a Dios, de mi libertad de espíritu y de mi descubrimiento de verdades ocultas durante demasiado tiempo.

Mi fe trasciende fronteras y prejuicios y brinda refugio de las tormentas de la vida. Es una fuente infinita de inspiración, una promesa de amor y compasión que guía cada uno de mis pasos.

Sobre mí

Un camino duro

Cada día me levanto para enfrentar un mundo que parece alejarse cada vez más de su propia humanidad. Veo al hombre transformándose en una criatura repulsiva, desprovista de compasión, aplastando todo a su paso en su búsqueda de poder y beneficio. Es un peso muy pesado que soportar, este sufrimiento diario de ver a nuestra sociedad hundirse en la inhumanidad.

Cada mirada que encontramos revela un poco más la pérdida del alma, la desaparición de ese destello de humanidad que hacía preciosas nuestras interacciones. Pero en medio de este caos, me niego a rendirme. Llevo dentro de mí una llama de esperanza, que persiste a pesar de todo, creyendo en la posibilidad de un cambio, por pequeño que sea, hacia un mundo más justo y compasivo.

Sobre mí