Voy a hablarles de un hombre que se cree un reyezuelo,
Orgulloso y altivo, sereno en su miseria, malvado para siempre.
Juzga, estima, pesa, sin un gramo de alma,
un ser humano vil, una mente obesa, un corazón sin llama.
Destruye, reduce, aniquila todo sin tregua,
No tiene la inteligencia para comprender su indulto.
Sus acciones son crímenes, piensa que está a salvo,
Sin saber que Dios ya lo ha visto. Seguro que lo pagará.
Se cree invencible, por encima de la ley,
No sabe que su tiempo es limitado, que ya es mi presa.
Sus días están escritos, su juicio ya sellado,
Conducirá a su tropa a la nada, almas desesperadas.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Su pequeña familia lo sigue, creyéndose gigantes,
Ignorando el precipicio que se avecina, cegado por su canto.
Se alimentan de odio, se alimentan de mentiras,
Un día, su mundo se derrumbará, perderán la esencia de sus sueños.
Escupen a la luz, pisotean a los justos por dinero,
Sus corazones son abismos, abismos de tristeza, atrapados en la nada.
Pero llegará el día en que pagarán sus deudas. Dios les azotará el trasero.
Se levantará el viento, arrasando con sus miserias y sus falsas promesas.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Se cree rey, pero es sólo un tonto,
Se burla de los débiles, se ríe de los más amables.
Su reino está hecho de arena, un castillo a punto de derrumbarse,
Ignorando la tormenta que vendrá a devastarlo.
Cree reinar, pero su trono es frágil y lamentable,
Sus días están contados, su fin es inevitable.
No ve las señales, se niega a comprender,
Que su reinado de terror está a punto de romperse.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Destruye todo a su paso, cegado por el orgullo,
Pero su corazón es una jaula, aprisionado en el luto.
No comprende la vida, no ve la belleza,
Su miseria es su carga, bien condenado está.
Se cree invencible, por encima de la ley,
Pero cada mal acto, cada error, es un peso sobre su alma.
Se perderá en su caída, sin remisión, sin confesión.
Vendrá su juicio, será su perdición. Sin remisión.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Arrastra a su pueblo tras su estela de odio,
Les promete mentiras, sueños de riquezas inútiles y vanas.
Pero la verdad los alcanzará, implacable y dura,
Se encontrarán solos, enfrentando su oscuro futuro.
Se creen invencibles, inconscientes de su destino,
Pero el tiempo no escatima a nadie, al final lo pagarán.
Sus corazones son de piedra, pero la luz brillará a través de ellos,
Su arrogancia será su perdición, su orgullo morirá.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Su risa cínica se callará en la noche,
Sus falsas certezas serán barridas por la vida.
Descubrirán demasiado tarde que su camino es en vano,
Sus sueños de grandeza terminarán en desamor.
Creyeron dominar, se creyeron inmortales,
Pero serán los últimos en este mundo cruel.
Sus lecciones serán cuentos de vanidad,
Y aprenderán, demasiado tarde, la verdadera humildad.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Se levantará el viento, arrasando con sus falsos sueños,
Su imperio de arena se derrumbará sin tregua.
Se verán en el espejo de sus errores,
Finalmente comprenderá su insignificancia, su miedo.
Sus vidas de falsedad, mentira y orgullo,
Será revelado a la luz de la verdad.
Caerán de su pedestal, deslumbrados por la claridad,
Rota su arrogancia, conocerán la humildad.
Escupes sobre la vida, sobre la paz, sobre las almas de los justos, triste Torre de Pisa,
Pero el viento contrario te golpea, tus ilusiones se hacen añicos, tus esperanzas se reducen.
Te crees un gigante, pero no eres más que un insecto, un ser despreciable.
Tu imperio se derrumbará, tu arrogancia es una trampa. Tu mente es sospechosa.
Te orinas en la mesa redonda usurpando tu nombre,
Avergüenzas mis valores caballerescos, Castro heraldo de la muerte.
Eres mi presa, ya es tarde, ya entre mis colmillos, mi reputación,
Te dejaré allí, aferrado a tu triste destino.
Y cuando todo termine, cuando lo hayan perdido todo,
Se darán cuenta de sus errores, finalmente decepcionados.
Los habrá arrastrado el viento, llevados por la verdad,
Disipada su arrogancia, aprenderán la humildad.
Entonces Dios habrá cumplido sus tareas, borrando los errores.
Permitió a los justos avanzar lejos de sus resentimientos.
Eres sólo un criminal que queríamos perdonar,
Preferiste rechazar al ser del que abusaste. Nunca más perdonado.